Colección: Cambios

Cambios de Bicicleta - Los Reyes de la Velocidad

El uso correcto de los cambios de bicicleta determina el éxito o fracaso de tu estilo de conducción. Dependiendo del que uses, las subidas pueden ser llevaderas o convertirse en auténticos infiernos. Decidir las marchas que tendrá tu bicicleta viene basado en el tipo de ciclismo que llevarás a cabo, así como de tu inversión en piezas, ya que en los cambios intervienen un buen número de ellas. Y si quieres llevar estas velocidades a un nuevo nivel, puedes sustituir el clásico cambio manual por un sofisticado cambio automático, el no va más en la alianza del ciclismo con la tecnología.

Lo más básico - ¿En qué consiste un cambio de bicicleta?

Los cambios de la bicicleta, también llamados velocidades y marchas, son diferentes ritmos que puedes aplicar a tu pedaleo, siempre dependiendo de las circunstancias en las que te muevas. La lógica de su funcionamiento es muy sencilla, ya que, por ejemplo, si te enfrentas a una cuesta, necesitarás una velocidad baja para subirla sin dramas; mientras que, al contrario, si lo tuyo son los llanos, las marchas altas te ayudarán a que, literalmente, todo vaya rodado.

Al utilizar los cambios de bicicleta intervienen diferentes piezas, aunque la percepción general es que estos dependen de los platos de la bici, esas ruedas dentadas en diferentes diámetros por las que se desplaza la cadena. Aunque sea cierto, también hay que romper una lanza a favor de otros componentes, como la propia cadena de la bici, los piñones o las palancas y desviadores que facilitan la alternancia de velocidades. Los devotos de las mejores marcas, apuestan por los grupos, transmisiones que vienen de serie, altamente testadas, que también incluyen cambios de bici.

Utilizar los cambios de bicicleta y dominarlos es uno de los ejercicios básicos para cualquier ciclista, no solo los profesionales; hasta las rutas urbanas requieren sutiles modificaciones en las velocidades para no llegar con la lengua fuera a nuestro destino. Sí que es cierto que, a menos sofisticada la bici, menos marchas incluye, como suele ocurrir con las bicis infantiles y modelos de gama baja. El “juego” entre cambios depende de dos componentes: el descarrilador, que maneja el cambio delantero, y el tensor, que hace lo propio con el trasero. Ambos se suelen manejar desde el manillar gracias a palancas de cambio o botones, como en el caso de algunos cambios automáticos. 

La caja del cambio - ¿Larga, media o corta?

El desplazamiento de la cadena por las coronas del cambio presenta recorridos variados que dependen de los dientes de los platos y los espacios de cadena libre entre ellos. Aquí es donde se inicia el debate entre las cajas largas y cortas, ya que, dependiendo de la escogida, la cadena tendrá más posibilidades de tensarse correctamente en todas las velocidades. Con una caja larga, los desarrollos son más uniformes que en las cajas cortas, donde te puedes encontrar un peor rendimiento al pasar a los piñones pequeños. Pero, a su favor, la caja de cambios corta es más ligera y funciona mejor en terrenos abruptos.

En general, la longitud de la caja dependerá de la diferencia entre desarrollos y el número de platos (ya que determinan las variaciones de cadena).

Claves del cambio trasero

El desviador trasero se encarga de desplazar la cadena de la bici. Emplea los piñones y realiza el desplazamiento a través del cassette de la rueda trasera. Se maneja gracias a las manetas del manillar, conectadas al cambio trasero por cables que pueden estar a la vista o circular por el interior de los tubos del cuadro, como ocurre en las bicicletas eléctricas que dependen de cambios internos.

Al comprar un cambio trasero, hay que atender al balancín, una patilla de cambio que presenta dos longitudes distintas. La larga acoge un rango alto de piñones en el cassette o una distancia entre platos delanteros más amplia. De este modo, el desviador compensa cualquier flojera de la cadena durante el uso de los piñones más pequeños. Los cambios traseros de balancín corto son más habituales en bicicletas de carretera, en especial, aquellas con dos platos. 

Luego existe la categoría de los balancines medios, en los que el cambio acoge más marchas sin que la alineación de la cadena se resienta. Suele ir bien en sendas con numerosos obstáculos y su elección depende de tu propia habilidad para adaptarte a la conducción que este cambio trasero ofrece.

Domina el cambio delantero

Del cambio delantero parte tu estrategia de marchas, ya que se encarga del uso de los platos. Estos descarriladores también se controlan desde el manillar y presentan un estándar que pasa por un número de marchas (9-12), una cantidad de platos (1-3) y dos tipos de agarre (con abrazadera o de montaje directo, el inglés, Direct Mount). 

A diferencia del cambio trasero, donde la influencia del cuadro es menor, aquí tendrás que atender a su diseño. El desviador delantero ha de ser compatible, así como el sistema de anclaje, en especial, el sistema de abrazadera.

El dilema tecnológico - ¿Te pasas al cambio eléctrico?

Los cambios eléctricos han introducido la más alta precisión a las marchas de la bici. Su tecnología obra milagros, como un modo automático que detecta cualquier cambio en la superficie del recorrido y, en consecuencia, se adapta a este de manera eficiente. El respiro que da no tiene precio.

La facilidad (y suavidad) para alternar marchas y, sobre todo, responder a la necesidad de frenado de un sendero con obstáculos (o una ciudad con mucho tráfico), les hace idóneos para los ciclistas menos expertos. En sí, la conducción es más fluida y la tensión de la cadena se reduce drásticamente en momentos de transición. 

La principal pega de estos cambios de bicicleta es que requieren más inversión que los manuales y, al ser electrónicos, dependen de una batería que, si te descuidas, se puede agotar en medio de la marcha. Eso sí, tienes que despistarte mucho, ya que la mayoría de cambios electrónicos tienen una autonomía de dos mil kilómetros.

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